5 Razones Por Las Cuales Los Niños No Pueden Parar De Hablar Sobre Los Campamentos

Levanta tu mano si esto te ha sucedido este año—de la misma manera en que sucede cada año. Justo cuando pensabas que finalmente—FINALMENTE—habías escuchado la última de las historias del campamento, llegó. Tal vez fue el video del campamento, el boletín del campamento…hasta una invitación a una reunión del campamento. Lo que fuese, se trata del campamento, recordándote que nos encontramos a mitad de camino a otro verano y ahora estás escuchando esa historia de esquí acuático o de béisbol por, ¡oh!, alrededor de la  27º vez. Y levanta tu mano si alguna vez te encontraste preguntándote cómo unas pocas semanas en el verano pueden tener tal impacto profundo en tus niños que todavía se encuentran hablando de ello en pleno invierno como si fuera un par de semanas atrás. Pero no es que no te importe. Estás muy feliz de haber hecho esa inversión en el campamento de verano y de que haya sido muy buena. Pero todavía te haces algunas preguntas. Bueno, aquí consideraremos algunas cuestiones.

1.) En el campamento de verano, los campistas van a pasar todo el día, todos los días con sus amigos. Antes de que argumentes de que ellos hacen

lo mismo en la escuela, considera lo siguiente: en el campamento de verano, los campistas no sólo pasan todo el día con sus amigos, sino que también tienen la oportunidad de interactuar con ellos. Si  lo piensas, la interacción con amigos en la escuela está limitada principalmente a conversaciones en el corredor entre el horario de clases, recesos (para niños más chicos) y durante el almuerzo. Seguro, también pueden apropiarse de unos pocos intercambios durante la clase con el riesgo de castigo pero en la mayor parte, hablando mientras los maestro presentan las lecciones (lo cual forman la mayor parte del día escolar) no se recomienda generalmente. En contraste, el campamento de verano es más como una fiesta de pijamas que dura varias semanas y  todos los días los campistas pueden hacer algo especial con sus amigos. ¡Siempre algo se marca en el  divertómetro!

2.) los niños pueden ser ellos mismos en el campamento. No se trata de que en el campamento de verano no haya reglas para seguir. Pero las reglas tienden a ser aquellas que promueven el sentirse a gusto. Ellas son bastante más relajadas que aquellas impuestas en la escuela y aún aquellas que pertenecen a conductas apropiadas en situaciones sociales son de algún modo laxas en comparación con aquellas que ellos tienen que seguir los otros diez meses del año. En la mayoría de los restoranes, sus patrones, probablemente no les divierta mucho la idea de que los niños comiencen a cantar o a dar señales de euforia en medio de la comida, por ejemplo. Sin embargo, la mayoría de los campamentos lo aleccionan.

3.) A los niños les encanta ser independientes en el campamento de verano. No significa que tus niños no te amen y te adoren pero también les gusta hacer cosas por su cuenta. Los niños se sienten orgullosos cuando logran algo por su cuenta por primera vez en el campamento (con el apoyo de sus compañeros de campamento, consejeros y un anfitrión del personal de otro campamento también, por supuesto… pero en sus mentes, fueron ellos y eso está bien). Les da un sentido de orgullo saber que no necesitan depender de Mamá y  Papá para hacer todo.

4.) El campamento es un ambiente juvenil. El campamento es un ambiente dedicado a la juventud. Aún los miembros del personal son jóvenes de corazón, si bien esto no suena como algo muy importante, piensa sobre el mundo “real” desde la perspectiva de un niño. Es básicamente un lugar donde están constantemente vigilados por adultos y donde se les recuerda  todas las cosas que no pueden hacer hasta que sean adultos. En vez de eso, el campamento es un lugar donde se trata de agradar a los niños y donde  constantemente se les recuerda por qué es tan dulce ser un niño.

5.) Los niños aprecian el transcurso del tiempo de manera diferente que en un campamento de verano ¡En verdad lo hacen! Cuando el año escolar comienza, de igual manera, los niños miden los “meses que faltan” como una cuenta regresiva.

Es una cuenta regresiva que se mueve muy lento en la cual los niños se consideran en el extremo posterior. Todavía hay tiempo, siempre. Cuando el campamento deverano comienza, la cuenta regresiva también lo hace. Pero esta cuenta regresiva se mide en  “semanas que ya han transcurrido”. Los niños se colocan a si mismos  en la delantera de la cuenta regresiva del campamento. En otras palabras, saben que su momento en el campamento de verano es limitado. Desde el momento en que llegan, se mentalizan para hacer que cada minuto cuenten, lo cual aumenta la intensidad de la experiencia. A eso se debe el porqué aquello aparentemente mundano de “Es una cosa de campamento” o las historias “Tenías que haber estado ahí” que escuchas una y otra vez y que son tan apreciadas por tus niños. En verdad fueron experimentadas de manera tan vívida en el momento en que las vivieron, que el momento permanece en ellos. No todos los niños comparten el mismo entusiasmo sobre, digamos, su último examen de matemática, por ejemplo.

Entonces, cuando el recordatorio del próximo campo llegue a tu casilla de correo y las historias comiencen nuevamente, sólo recuerda que para los campistas, la llegada de cualquier cosa del campamento es como recibir una tarjeta postal del País del Nunca Jamás.